De Ciudad Prestada a Ciudad Justa

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Santiago de Chile - Flickr Pablo Alberto Valenzuela

Santiago de Chile - Flickr Pablo Alberto Valenzuela

Artículo escrito por Javier Vergara Petrescu / Columna publicada en Diario30.com 18 Octubre 2011

Puede sonar tentador titular este debate como Urbanismo a la Chilena, pero desde mi humilde punto de vista  me aventuro a sugerir que tal cosa no existe – al menos no todavía. El punto que me gustaría compartir aquí, es que las políticas del uso del suelo que han venido dando forma a nuestras ciudades son mas bien adaptaciones de modelos urbanos formulados en el otro hemisferio, y que en Chile – al igual que muchos países del mundo en desarrollo – han encontrado campo fértil para perpetuar sistemas basados en la liberalización del mercado urbano, el crecimiento por extensión y la dependencia de modos de transporte como el automóvil.

Dicho de otro modo, el taco en la autopista, el fin de semana en el Mall, los condominios enrejados,  y el no saber el nombre de pila de nuestro vecino no son para nada inventos o desaciertos puramente chilenos. Estas son problemáticas relacionadas al transporte, los hábitos de consumo, la segregación y la falta de capital social que se repiten aquí y en la quebrada del ají. Lo sorprendente – e inquietante en Chile a mi modo de ver-  es presenciar cómo nuestros tomadores de decisiones hacen y deshacen planes de desarrollo urbano que muchas veces poco y nada representan las inquietudes, deseos y aspiraciones de las personas.

Para alimentar el debate, sugiero algo ambicioso e inspirador: re-pensar el tipo de ciudad que tenemos dejando de lado los modelos prestados y pensando en una ciudad mas justa hecha a la medida de los ciudadanos.  Si Ud. no está de acuerdo y cree que lo que pasa en el Chile reciente es propio de la idiosincrasia local, le cedo un argumento y  abro una inquietud. Convengamos que lo particular y especial en Chile es preguntarse por qué estos modelos prestados – mayormente anglosajones  – que han dado forma al Chile emergente de los 15 mil dólares per capita, se agudizan de forma particular en nuestro país. A continuación le explico cómo:

Primero, ¿de qué modelos hablamos? A grandes líneas, son modelos de desarrollo urbano que tienen raíces profundas en utopías de finales del siglo XIX como la “ciudad jardín” de Ebenezer Howard en Inglaterra, y que durante todo el siglo XX dieron forma a la gran mayoría de las ciudades del mundo occidental principalmente Estados Unidos,  líder indiscutible en exportar el modelo. Para aterrizarlo a lo que nos convoca, en Latinoamérica estos modelos se entrelazan y potencian con modelos económicos de libre mercado fuertemente incorporados en Chile a través de Ajustes Económicos Estructurales a finales de la década del 70 y principios de los 80.

Segundo ¿Por qué se agudizan estos problemas en Chile? Podríamos esbozar una respuesta tentativa revisando cierta literatura como Knei-Paz (1978) o Davis (2007). No se asuste, el placer de leer esto se lo dejo como tarea para la casa, pero en corto le cuento que estos explican cómo los modelos neoliberales se han perfeccionado en países del mundo en desarrollo como Latinoamérica, aún más que en las sociedades avanzadas que las vieron nacer donde estos son sólo aproximaciones al “ideal”. En Chile, por ejemplo, estos modelos se aplican no desde el principio ni tampoco considerando sus etapas de evolución, sino que se implementa el producto ya terminado.Dicho de otro modo, la ciudad gringa que se copia en Chile ni siquiera se parece al modelo que existe  en el país de origen, mas bien se importa el “modelo ideal” y esto es posible por el simple y solo hecho de que en Chile se dieron las condiciones sociales, políticas e históricas de añadirlos de una sola vez sin pasar por todos los procesos de desarrollo. ¿Le doy otra pista?

Para ser más concretos,  estas medidas toman forma durante la dictadura militar en Chile y se reflejan concretamente en la maximización de la oferta del suelo y la expansión  de la ciudad hacia la periferia, todo esto alimentado por regulaciones timoratas en materia urbana. De igual forma y para ponerle sabor al asunto, durante los Gobiernos de la Concertación no se hizo otra cosa más que perpetuar aquellas políticas de desarrollo urbano, en un desafinado concierto de acordeón donde el objeto de tira y afloja ha sido nuestro limite urbano, mientas la población ha seguido creciendo como un globo tal como lo ilustran Poduje y Galetovic (2006) en una completa revisión del estado de avance de la ciudad de Santiago – dicho sea de paso, esta última referencia sirve de ejemplo para entender el modelo de desarrollo que han adoptado la grandes áreas urbanas del resto del país como el Gran Valparaiso, el Gran Concepción entre otras.

Entonces, si usted es de los que hace referencia a la capital con el nombre Santiasco en vez de Santiago, o bien prefiere el comercio local y de barrio en vez del mega/mall/strip/center, si usted es de esos que mira con nostalgia los edificios patrimoniales,  o  simplemente extraña esas calles donde los niños jugaban con sus vecinos del barrio, le doy una pista de cómo dar vuelta la torta;convengamos en la necesidad de dotar de sofisticación los procesos urbanos sin miedo a condicionantes,  regulaciones e incentivos bien puestos que logren internalizar los costos reales del desarrollo urbano.

Quienes buscan vivir en ciudades limpias, seguras, desarrolladas, y obtener un beneficio para con la ciudad, deben asumir los costos, desde el empresario, al político y también los ciudadanos. Ejemplo concretos; si usted  Señor Paulmann quiere hacer la torre más alta de Latinoamérica en una zona ya fuertemente congestionada vehicularmente, sírvase a pagar las necesarias obras de mitigación vial. Si una gran cadena de Retail busca construir un megasupermercado pensemos en compensaciones e incentivos a los pequeños y medianos comerciantes que aseguren una diversidad de oferta y una economía local sustentable. Si Ud. señor Alcalde aprueba un plan regulador sin canalizar debidamente las opiniones y aspiraciones de los vecinos que viven en su comuna, asuma los costos políticos en la próxima re-elección municipal publicando de forma transparente y abierta las metas, logros y alcances de su gestión. Por último,  si Ud. vecino mío quiere un medioambiente limpio y libre de contaminación, asuma la responsabilidad de educarse sobre los impactos que genera y exija a sus autoridades locales tomar cartas en el asunto.

Para terminar, todas estas medidas se pueden resumir en un tipo de desarrollo más justo y más balanceado que algunos llaman el Derecho a la Ciudad Justa. Le cuento que hay buenos indicios en la materia y ya hay varios que se suman a este movimiento. Una Ciudad Justa es  una ciudad que responde de manera equitativa a las necesidades de las personas, donde los ciudadanos responden activamente a distintas escalas. Los invito a continuar leyendo esta columna que va a comenzar a tratar precisamente estos temas, y apropiarnos del concepto de Ciudad Justa. Si logramos alcanzar esas cosas, me atrevería a decir que estaríamos construyendo un Urbanismo más propio y menos prestado que el que tenemos ahora.  Quizás hasta podríamos terminar llamándolo con orgullo un Urbanismo a la Chilena.

Referencias

  1. Davis, Mike y  Bertrand Monk, Daniel (2007); Evil Paradises: Dreamworlds of Neoliberalism
  2. Knei-Paz, Baruch (1978):The social and political thought of Leon Trotsky
  3. Galetovic, Alexander (2006): Santiago: Dónde Estamos y Hacia Donde Vamos
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