Carta al Director de La Segunda: Comprendiendo el Urbanismo Táctico

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Sr. Director,

Retomando la crónica del día viernes 5 en el artículo titulado “Urbanismo Táctico: ¿un parche a las soluciones de la ciudad?” publicado en La Segunda, desde la ONG Ciudad Emergente nos gustaría enriquecer el debate aclarando un par de conceptos que pueden ayudar a comprender de mejor forma esta disciplina.

Primero, el urbanismo táctico por definición, se entiende como acciones de corto plazo que buscan generar un cambio de largo plazo en la forma de habitar la ciudad. Por esto, el urbanismo táctico se debe evaluar constantemente, con el paso del tiempo, y con datos en mano. Si no se levantan datos asociados a una táctica urbana, mejor no etiquetarla como tal.

Segundo, es una disciplina que busca complementar y no reemplazar las formas tradicionales de hacer ciudad, como el diseño urbano, la planificación urbana y/o territorial. Por esto, el urbanismo táctico no se debe entender como una varita mágica para solucionar todos los problemas de la ciudad, sino más bien como un complemento y una herramienta más para los profesionales y autoridades interesados en el tema. Un complemento que permite innovar en temáticas asociadas a los temas de ciudad, pues entrega una metodología flexible, que permite probar y corregir constantemente en planes, estrategias y proyectos urbanos de largo plazo, disminuyendo los potenciales errores, por cierto, caros y difíciles de enmendar.

Tercero, y como en todo orden de cosas, dentro de esta disciplina es posible encontrar buenos y malos ejemplos.  Los buenos, son aquellos que a partir de acciones ligeras, pruebas rápidas o prototipos de bajo costo, logran provocar un cambio de mirada y un cambio de largo plazo en políticas públicas que dan forma a la ciudad. Los malos ejemplos, son aquellos que carecen de mirada de largo plazo o bien se plantean como una solución efímera sin mayor impacto.

Por ejemplo, una estrategia como la de calle Bandera – donde antes solo transitaban autos y a partir de una táctica urbana se permite cambiar la mirada acerca de su uso, evidenciando su potencial como calle peatonal permanente – es una buena lección de urbanismo táctico, no solo para calle Bandera sino para que muchas otras calles se diseñen pensadas menos en el auto y más en las personas.

Por otro lado, una acción como la playa temporal del Parque Araucano – donde a partir de la instalación de juegos de agua se permite refrescar a los vecinos durante los meses de calor – es posible decir que es un entretenido panorama para el verano, pero no necesariamente una buena estrategia de urbanismo táctico, toda vez que la playa no genere un cambio significativo en el uso del espacio público del Parque Araucano u otros parques de la ciudad.

Finalmente, es importante destacar que lo positivo del urbanismo táctico es su potencial de experimentación y participación temprana con las comunidades, lo que permite probar nuevas soluciones, pensando que nuestras ciudades no son una colección de proyectos aislados y estáticos, sino procesos continuos de cambio que requieren de la creatividad, innovación y colaboración de todos.

Dr. Pablo Soriano
Davor Posavac
José Manuel Guzmán
Kurt Steffens Bustos
Javier Vergara Petrescu

Ciudad Emergente

*Foto: Intervención de urbanismo táctico en Calle Bandera, por el equipo de Miguel Olivares Hauva y el Estudio Victoria.

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